Santiago (parte 1)

A 30,000 pies de altura, Los Andes se asomaban entre las nubes.

Santiago de Chile fué un viaje que de verdad valió la pena, a pesar de sus altibajos, mi primer día fué especialmente ajetreado porque después de resignarme a que mi equipaje fué extraviado en Lima, me timaron en el taxi y me cobraron una cantidad estratosférica que aún me niego a divulgar. :(

Pero dentro de todo, si no me hubiera escapado de los ladrones del taxi y no me tratara de ir caminando al hotel (hostel en realidad), no hubiera conocido a Angélica. Angélica me recordó a aquellos tiempos cuando era niño y me sentaba a platicar con extraños sobre las cosas más fantasiosas o extrañas. Angélica fué un angel y una amiga y reestableció en unas pocas horas mi confianza con el pueblo Chileno.

Todo comenzó cuando me senté a descansar en un parque y unos scouts que dijeron que eran del grupo de San Bruno nos juntaron para tomarnos una foto con un zapato en la mano. Hice un comentario de los scouts de México (los grupos en México usualmente se identifican con números) y a Angélica, que también le habían pedido quitarse el tenis, le interesó mucho y nos quedamos platicando largo rato bajo el sol veraniego de Santiago. :D

Angélica, me enseñó la ciudad, subió conmigo el cerro de Santa Lucía, fuimos al mercado a comer empanadas, a los puestos de artesanías, viajamos por el metro, caminamos el centro de Santiago, el tianguis y un sinfín de lugares, nos divertimos mucho e hicimos más cosas que cualquier par de extraños puede hacer en tan poquito tiempo...

Nos despedimos un par de días después, le dije adiós, pero yo aún la sigo recordando...

Mi querida Angie.

PD: Por cierto, encontré el grupo de Facebook del grupo de scouts de San Bruno y todavia no han subido las fotos =[